lunes, 31 de marzo de 2014

El primer diario

Tu madre te mira y te sonríe, "aquí tienes tu primer diario, está bien que empieces a querer escribir, a recopilar momentos de tu vida, para recordarlos, aunque te advierto que es difícil mantener un diario y escribir cada día un poquito más." Ella te sonríe, y por fin deposita en tus manos ese libro tan especial, que con tanta fuerza deseabas y que todo el mundo debe tener. Un libro, que aunque fuese comprado en la tienda más barata, y fácilmente se deshoje, posee un enorme valor; pues en él cabrían las historias más intensas y reales, de ti, y de tu vida -escritas sola y únicamente por ti-.

O eso parecía.

-¿Qué haces?-
-Escribo en mi diario nuevo.
-¿Puedo leerlo?
-No.

Separadas a un metro de distancia, una camita de otra, no hay mucho espacio para desertar. O simplemente para mostrar tu enfado, enfurruñada por alguna ofensa contra tu persona, o personita.

-Déjamelo, quiero escribirte algo.

Tras pasarte cada día riñendo con ella, no resultaba demás una disculpa por su parte. Por eso, la dejaste continuar, y por eso al leer sus palabras al final, no supiste ver lo que había escrito en realidad.

-¿Qué es?
-Es una carta.
-Pero, ¿por qué dices eso?
-Es lo que pienso, mira, la fecha está inventada, es sólo en caso de que nos separemos, si algún día no estamos juntas, para que lo sepas.

Y aún así no lo entendiste, era bastante extraño de entender, con once años nadie piensa así, y mucho menos con ocho.


Un año después, ella se había ido.


Si aquello en la carta fue difícil de entender, esto lo fue aún más. Quizás los mayores estaban malinterpretando algo, pero aquello no podía simplemente ser. Ella no podía no volver.

No podía no volver nunca.



No hay comentarios:

Publicar un comentario